La Costumbre de dar "PROPINA"


La propina es una costumbre bastante extendida en muchos países del mundo, pero no es universal. De esta forma, y dependiendo de la cultura, la propina puede ser obligatoria, opcional, o hasta puede ofender al trabajador (no sólo hablamos del mozo, sino también del maletero, el guía turístico, el taxista, o hasta el botones).


Según la Real Academia Española, la propina es un “agasajo que sobre el precio convenido y como muestra de satisfacción se da por algún servicio”. En inglés se la conoce con la palabra “tip”, ”tipping”, o “gratuity”. No hay un claro origen del término, pero uno de los más conocidos es aquel que se atribuye a las primeras letras de las palabras que componen la expresión “To Insure Promptness” (asegurar prontitud, o un servicio eficiente).

Dicen que fueron los griegos quienes la inventaron, pues tenían por costumbre beber solo una parte del contenido de la copa, y el resto se lo dejaban a la persona a cuya salud se brindaba (de ahí “propina”, del latín propinare, "Dar de beber").

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En EE.UU la propina está más cercana a la obligación que al “premio por el buen servicio”. Por ejemplo, en algunos locales de Nueva York cuelga un letrero que dice “La propina no es una ciudad de China” para recordar al cliente que no se haga “el sota” y que deje algún dinerilio (en los restaurantes se suele dejar entre un 15 y 20%, en los taxis no menos a los 3 dólares, al botones 1 dólar por bolso –o entre 2 y 5 si el hotel es lujoso- al “delivery” unos 2 dólares y en la peluquería (si, al peluquero también) entre el 10 y 15%. El “Tip Jar” es la famosa caja/frasco que se suele dejar al lado de la caja registradora de los Starbucks o los locales de comida rápida. Ahí uno deja si quiere y a gusto y piacere.


En Europa la propina es más una cortesía, y el cargo del servicio suele venir incluido en la cuenta. En los lugares que no esta indicado, se deja un 10-15%. En los hoteles se suele dar 2 dólares por bolso, y en caso de solicitar algún pedido especial al conserje (como un tour, o algo por el estilo) se suele partir de los 30 dólares de base.

En América del Sur suele “quedar bien” dejar un 10% del total, y aunque no es obligatorio y generalmente no viene incluido en la cuenta, la mayoría no suele pagarlo (o deja mucho menos). En los taxis se suele “redondear” para arriba (cuesta 9, 30 pagas 10).

Muy contraria a otras partes del mundo es la costumbre japonesa, pues la retribución justa por el servicio es sólo recibiendo la cancelación de la cuenta. A pesar de la oposición de recibir propinas, los nipones no bajan la calidad del servicio, ya sea en un opulento hotel 5 estrellas o un modesto local de comida al paso. De este modo, el turista se siente como el ser más privilegiado, y, por cierto, con dinero adicional para seguir gastando en el país del sol naciente. Así que ya sabe, si viaja a Japón no intente dejar propina alguna, sería tomado como un signo de mala educación.

Particularmente creo que la propina obligatoria destruye su concepto en sí mismo. Ya no se trata de un gesto por un buen servicio ofrecido, sino de una imposición. De esto puede nacer la creencia de muchos restaurantes, hoteles, etc, de que la propina es un derecho cuasi divino que se merecen por el sólo hecho de existir y no un reconocimiento por su esmerada atención.
En fin, si usted quiere un buen servicio tiene 2 opciones: irse a vivir a Japón o romper el círculo vicioso y dar propina en el verdadero y correcto uso de la palabra.

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