The Marree Man.




The Marree Man. Australia Outback.
Geoglifo de 28 kms que solo puede ser visualizado desde el aire.
Que estara señalando?




MAS GRANDE DE LA TIERRA ¿ES TAMBIEN EL MAS RECIENTE?



El 26 de junio de 1998, el piloto australiano Trec Smith, mientras volaba un avión charter en las cercanías del lago Erye, al sur de Australia, observó por primera vez un gigantesco geoglifo en una zona desértica situada a unos 60 km del pequeño pueblo de Marree. Este geoglifo, que medía unos 4 km de largo, representaba un cazador aborígen australiano desnudo tomando posición como para lanzar un palo o un boomerang. Tanto por su enorme tamaño, que lo convertía automáticamente no sólo en el geoglifo, sino que también en la obra pictórica humana más grande conocida, como por no haber sido nunca antes observado desde el aire, este hallazgo despertó gran interés, así como un cúmulo de especulaciones acerca de su origen. Llegados investigadores al sector, se estableció que el trazado parecía haber sido hecho con un arado de 7 hojas unido a un tractor que excavó líneas de 35 metros de ancho y 20-30 cm de profundidad que delineaban su contorno. Para lograr este tamaño, se estima que el tractor debería haber pasado unas 16 veces marcando las líneas, un trabajo que habría tardado unos dos meses en llevarse a cabo. Se concluyó que este geoglifo debía ser reciente, y la única explicación para su elaboración incluía el uso de fotos satelitales sobre las cuales se diseñó la imagen , llevándola al terreno a través de la guía de un GPS para su trazado.

Pero la pregunta, ante la ausencia de posibles reclamantes de su autoría, seguía siendo ¿quién y para qué la hizo?

Las primeras sospechas de la prensa recayeron en personal estadounidense radicado en la cercana ex base secreta de espionaje de Woomera(una zona prohibida a escasa distancia de la cual se halla el geoglifo), debido al hallazgo en torno a la figura de un jarro que contenía una bandera norteamericana, una foto satelital de la figura, así como una nota referida a la Secta Davidiana, la misma secta de David Koresh que fue desarticulada en Waco, Texas, en 1993. Esta base militar fue abandonada unos años después. Luego, en enero de 1999 se advirtió anonimamente mediante un fax enviado a Oxford, Inglaterra, acerca de la existencia de una placa enterrada a 5 metros al sur de la nariz de la figura. En el misterioso fax se añadía que la placa había sido colocada allí por una "prominente figura mediática de los Estados Unidos" poco antes de las olimpiadas de Sydney 2000. Efectivamente, una vez encontrada la placa, ésta tenía grabada una bandera de EEUU de 2x3 cm junto al símbolo olímpico. Unas palabras en ella hacía referencia al libro "The Red Centre", referidas a la descripción de la caza de wallabies mediante palos arrojadizos que sugieren que el hombre de Marree podría representar a cazadores de la tribu aborigen australiana Pitjantjara.

Sin embargo, para el antropólogo del Museo de Australia del Sur, Philip Jones , el geoglifo es una especie de caricatura llena de errores culturales, y se podría haber basado en unas fotografías de aborigenes de principios del siglo XX habitantes de otra zona, Australia Central.

En 2006, una nueva pista surgió respecto a la autoría de la figura, enfocándose la atención en el artista australiano Bardius Goldberg, fallecido en 2002. Se sabía que tenía las habilidades y recursos como para elaborar una obra tal, y había expresado su interés en crear una obra de arte que pudiera ser vista desde el espacio. Aparentemente había recibido una donación de US$ 10 mil en esa época. En vida, el cuidadosamente había evitado confirmar o desmentir los rumores que lo vincularon a este geoglifo.
Es posible que nunca sepamos con certeza el autor de la obra pictórica humana más grande de la historia.




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Los doce productos más terribles creados por Monsanto, incluyendo la Bomba Atómica

Diego Ignacio Mur 


Para muchos es “paranoico” e incluso “caricaturesco” señalar a la Corporación Monsanto de la familia Rothschild como el “Imperio del Mal”, sin embargo una breve revisión histórica expone como sembró y cosechó miseria durante el transcurso de un siglo. Aspartamo, DDT, Agente Naranja, Armas Nucleares, PCB, la hormona de Crecimiento Bovino, etc. Cuando usted reflexiona por un momento sobre los productos desarrollados por Monsanto, ¿qué encuentra? Esta es una lista certificada por organismos legales mundiales, describiendo doce creaciones que Monsanto lanzó al mercado:

1. Sacarina. John Francisco Queeny fundó “Monsanto Chemical Works”, con el objetivo de producir sacarina para Coca-Cola. Estudios realizados durante la década de 1970 mostraron que este químico produce cáncer en ratas y otros mamíferos de prueba. Sin embargo, tras descubrir que causa el mismo efecto en humanos, Monsanto sobornó a médicos e instituciones para seguir comercializandola.


2. PCBs. Durante la década de 1920, Monsanto comenzó a expandir su producción química mediante bifenilos policlorados (PCB), para producir fluidos refrigerantes de transformadores eléctricos y motores. Cincuenta años después, la EPA publicó un informe citando a los PCBs como causantes de cáncer en animales, con pruebas adicionales indicando que produce cáncer en seres humanos. Casi 30 años después los PCBs fueron prohibidos en EE.UU., este químico sigue apareciendo en la sangre de las mujeres embarazadas, como se informó en un estudio de 2011. En muchas áreas de Argentina se sigue utilizando PCBs.


3. Poliestireno. En 1941, Monsanto comenzó a enfocarse en plásticos y el poliestireno sintético, que todavía es ampliamente utilizado para envasar alimentos. El poliestireno fue clasificado quinto en la lista de 1980 de la EPA, donde se enumeran productos químicos cuya producción genera los residuos más peligrosos. Al estar en los envases de comida ingerimos poliestireno (efecto de migración), que causa depresión, cáncer y daños a los nervios. Los vasos y recipientes hechos de este material sintético son difíciles de reciclar. Deben ser derretidos utilizando un equipo adecuado que la mayoría de los centros de reciclaje no poseen. Dentro de 1000 años, la bandeja de carne que usted compró en Carrefour o Wall-Mart seguirá existiendo en alguna parte del planeta. Es fatal para la vida marina: flota en la superficie del océano, se descompone en pequeñas esferas que los animales comen. Las tortugas de mar, por ejemplo, pierden su capacidad de sumergirse y mueren de hambre.

4. Bomba Atómica y armas nucleares. Poco después de ser adquirida por Thomas and Hochwalt Laboratories, la corporación Monsanto se convirtió en una división de su Central Research Department. Entre 1943 y 1945, este departamento coordinó esfuerzos de producción clave con Manhattan Project. Lea sobre el mayor accidente industrial de Norteamérica.

5. DDT. En 1944, Monsanto empezó a fabricar el insecticida DDT, con la excusa de combatir a los mosquitos “transmisores de malaria”. En 1972, el DDT fue prohibido en EE.UU. - Sus efectos adversos para la salud humana incluyen infertilidad, fallos en el desarrollo, destrucción del sistema inmunológico, muerte. El DDT impide al andrógeno unirse con su receptor, bloqueando, por lo tanto, al andrógeno para conducir un normal desarrollo sexual, dando lugar a anormalidades. Durante un experimento llevado a cabo en el Mar Caspio (Mediterráneo), el DDT a una concentración de 1 ppb redujo la población de peces hasta un 50%. El transporte atmosférico de largo de esta sustancia afecta actualmente a todos los seres vivos del planeta. Fue detectado en el aire del Ártico, terreno, hielo y nieve y virtualmente en todos los niveles de la cadena alimentaria mundial. Los sedimentos del fondo en lagos y los lechos de los ríos actúan como reservas para el DDT y sus metabolitos. Todos los bebés humanos nacen con DDT en la sangre.


 
  6. Dioxinas. En 1945, Monsanto comenzó a promover el uso de pesticidas químicos en la agricultura con la fabricación del herbicida 2,4,5-T (uno de los precursores de Agente Naranja), que contiene dioxina. Las dioxinas son un grupo de compuestos químicamente relacionados que se conocen como los “Doce del patíbulo” - Son contaminantes ambientales persistentes que se acumulan en la cadena alimentaria, principalmente en el tejido adiposo de los animales. Durante décadas, desde que fue desarrollado por primera vez, Monsanto fue acusada de encubrimiento o no informar sobre la contaminación por dioxinas en una amplia gama de sus productos.


7. Agent Orange. Durante la década de 1960, Monsanto fue el principal fabricante de Agente Naranja, un herbicida / defoliante utilizado como arma química en la guerra de Vietnam. La fórmula de Monsanto tenía niveles de dioxinas mucho mayores que el Agente Naranja producido por Dow Chemicals, el otro fabricante (por lo que Monsanto fue el acusado clave en la demanda presentada por veteranos de la guerra en los Estados Unidos). Como resultado del uso de Agente Naranja, Vietnam estima que más de 400.000 personas fueron asesinadas o mutiladas, 500.000 niños nacieron con defectos de nacimiento, y un máximo de 1 millón de personas quedaron discapacitadas o sufrieron problemas de salud, por no hablar de los efectos a largo plazo que lesionaron a más de 3 millones de soldados americanos y sus descendientes. Memos internos de Monsanto muestran que la corporación conocía perfectamente los problemas de contaminación por dioxinas del Agente Naranja cuando vendió el producto al gobierno de EE.UU. (para su uso en Vietnam). Sin embargo, la “Justicia” norteamericana permitió a Monsanto y Dow apelar y recibir protección financiera por parte del gobierno, ignorando a los veteranos que buscan una compensación por haber sido expuestos al Agente Naranja.

Recién en el año 2012, 50 años más tarde del rociamiento con Agente Naranja, comenzaron algunos esfuerzos por limpiarlo. Mientras tanto, el legado de Monsanto para las generaciones futuras se traduce nacimientos de niños deformes, que continuarán durante las próximas décadas. ¿Piensa que no puede suceder aquí? Varios cultivos argentinos son modificados genéticamente para resistir un herbicida hecho con el principal componente del Agente Naranja (2,4-D), con el fin de luchar contra las “súper malas hierbas” desarrolladas por el RoundUp. Estos químicos persisten en los alimentos hasta llegar a las góndolas del supermercado y más tarde a su estomago.


8. Abono a base de petróleo. En 1955, Monsanto empezó con la fabricación de “fertilizantes” a base de petróleo, luego de comprar una refinería petrolera. Los “fertilizantes” a base de petróleo matan microorganismos benéficos del suelo esterilizando la tierra y creando dependencia, es como una adicción a los sustitutos artificiales. Dado el creciente precio del petróleo no parece una opción demasiado económica ni próspera...


9. RoundUp. Durante la década de 1970 Monsanto fundó su división Agricultural Chemicals, para producir herbicidas, y uno en particular: RoundUp (glifosato). La propaganda de Monsanto es que puede erradicar “las malezas” de un día para el otro. Por supuesto los agricultores lo adoptaron de inmediato. La utilización de este químico aumentó cuando Monsanto introdujo las semillas “RoundUp Ready” (resistentes al glifosato), lo que permite a los agricultores saturar el campo con herbicidas sin matar estos cultivos (transgénicos). Monsanto es una corporación muy poderosa, como lo demostró recientemente haciendo firmar a Obama un Acta de Protección para sus crímenes. Y aunque el glifosato inicialmente fue aprobado por organismos reguladores de todo el mundo, y es ampliamente utilizado en Argentina y Estados Unidos, más tarde fue prácticamente erradicado de Europa. El RoundUp fue hallado en muestras de aguas subterránea, así como en el suelo, y el mar, e incluso en las corrientes de aire y las lluvias. Pero por sobre todo en alimentos.

Es el causante de la desaparición de abejas, y produce malformaciones, infertilidad, cáncer y destrucción del sistema inmunológico. Los estudios independientes demostraron efectos sobre la salud consistentemente negativos que van desde tumores y función orgánica alterada, hasta muerte por intoxicación. El RoundUp es Agente Naranja con distinto nombre.

Para más información visite: Ecos De Romang, el sitio mas actualizado sobre los desastres ocasionados por Monsanto en Argentina. Lea: Histórico juicio por contaminación con herbicidas que provocó 300 muertos.


10. El aspartame (NutraSweet / Equal). Fue descubierto accidentalmente durante una investigación sobre hormonas gastrointestinales. Se trata de un producto químico dulce que en primera instancia, mató a un mono bebé y dejó a otros 5 dañados gravemente (sobre un total de 7 monos), en un ensayo clínico realizado para que la FDA apruebe el Aspartame. ¡Y la FDA lo hizo! (1974). En 1985, Monsanto adquirió la empresa que fabricaba aspartame (GD Searle) y comenzó a comercializar el producto rebautizándolo NutraSweet. Veinte años más tarde, el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los EE.UU. publicó un informe que enumera 94 problemas de salud causados por el aspartamo. 


11. Hormona de Crecimiento Bovino (rBGH). Esta hormona modificada genéticamente fue desarrollada por Monsanto para ser inyectada en las vacas lecheras y aumentar la producción de leche cuando no hay escasez de leche. Las vacas sometidas a rBGH sufren un dolor insoportable debido a la inflamación de las ubres, y mastitis. El pus de la infección resultante entra en el suministro de leche que requiere el uso de antibióticos adicionales. La leche rBGH produce cáncer de mama, cáncer de colon, y cáncer de próstata en seres humanos.


12. Cultivos Genéticamente Modificados OGM / GMO / GM. A principios de la década de 1990, Monsanto comenzó el “empalme” de genes de maíz, algodón, soja y canola. Utilizó ADN de fuentes extrañas para lograr dos características principalmente: un pesticida generado internamente, y resistencia al herbicida RoundUp de Monsanto. En otras palabras, las plantas envenenan y matan a los insectos y mamíferos que las devoran, y, resisten el agroquimico (pariente del Agente Naranja) RoundUp que persiste en ellas incluso tras su procesamiento hasta llegar al consumidor.

Por supuesto la transgenesis se ha extendido. Papas, frutillas, manzanas, tomates, lechuga, tabaco, peras, sandías. TODO tiene su versión OGM.

Pese a las décadas de propaganda diciendo que los cultivos genéticamente modificados podrían alimentar al mundo, que tendrían más nutrientes, resistencia a la sequía, o mayor rendimiento, ninguna de esas promesas se cumplió. Los cultivos GM no alimentan al mundo, causan cáncer. No tienen más nutrientes, de hecho no alcanzan ni un 10 % de los nutrientes de los cultivos orgánicos. No resisten a la sequía. No brindan mayor rendimiento sino menor rendimiento, mientras encarecen la producción. La mayoría de las ganancias de Monsanto provienen de las semillas diseñadas para tolerar el RoundUp, este diseño transforma a los “alimentos” en armas mortales para la humanidad. Los ingresos de Monsanto aumentan constantemente ya que los agricultores se ven obligados a usar más y más químicos debido a la proliferación de super malezas que evolucionan desarrollando resistencia al RoundUp.

Monsanto y los medios de comunicación masivos ocultan que el Amaranto orgánico era el verdadero alimento proyectado para la humanidad del futuro. Cura el cáncer, lo previene, es el cereal más nutritivo del planeta y fue la primera planta en germinar en el espacio. Tal es así que los astronautas de la NASA utilizan amaranto para mantenerse saludables y no soja.

Al igual que durante los primeros días de los PCB, el DDT, o el Agente Naranja, Monsanto ha engañado y sobornado con éxito a los organismos públicos y reguladores generales implantando la creencia de que el RoundUp y los cultivos modificados genéticamente son beneficiosos y “seguros”.

Sin embargo Monsanto tuvo que ordenar a Obama que firmara una Ley en salvaguarda de la corporación para defenderse de las denuncias y demandas producto de 100 años de nuevos estudios que demuestran los efectos negativos e impactos ambientales de los OGM. Monsanto ataca dichos estudios científicos mediante medios de comunicación masivos controlados, denigrando e ignorando a las organizaciones independientes, y científicos honestos. Pero además, Monsanto cuenta con asociaciones industriales, blogs, científicos sobornados, “ciencia independiente” falsa y todo tipo de herramientas que a su vez, los mismos medios de comunicación corruptos patrocinan, sumado a cientos de miles de artículos de relaciones públicas “privadas” realizados por empresas que con frecuencia fueron fundadas, son financiadas y mantenidas por Monsanto.

Desafortunadamente, muy pocos de nosotros nos tomamos el tiempo para localizar a los miembros fundadores, y las relaciones de estas fuentes no válidas con Monsanto. (Leer más en esta página)

La FDA respalda enfáticamente a Monsanto, ya que comparte funcionarios con Monsanto mediante el fenómeno “Puertas Giratorias”. En el siguiente gráfico elaborado por Millones contra Monsanto puede ver algunos ex vicepresidentes de Monsanto y abogados de la firma que más tarde ocuparon cargos en la FDA. Y no se olvide de Clarence Thomas, el ex abogado de Monsanto, que siendo juez de la Corte Suprema de Justicia, falló a favor de Monsanto en cada caso presentado.

El viento y las abejas transportan mutaciones genéticas de Monsanto a la naturaleza salvaje, comprometiendo el ecosistema global. Muy pronto todas las plantas serán transgénicas.

EXTRA EXTRAAAAA!!!

 
13. Un producto extra para este informe: Las semillas Terminator. A finales de 1990, Monsanto desarrolló tecnología para producir granos estériles incapaces de germinar. Estas “semillas Terminator” obligarían a los agricultores a comprar nuevas semillas de Monsanto cada año, en lugar de guardar y reutilizar las semillas de sus cosechas como lo hicieron durante siglos. Afortunadamente, esta tecnología fracasa en el mercado. Por lo cual Monsanto decidió exigir a los agricultores la firma de un contrato de acuerdo para que no re-utilicen ni vendan las semillas, lo que les obliga a comprar nuevas semillas y se antepone a la necesidad de un “gen terminator”. El fracaso parcial de las semillas terminator es una suerte para nosotros ... ya que también eran susceptibles a polinización cruzada y podrían haber contaminado cultivos y bosques en todo el mundo. Lo cual no significa que este objetivo siga en los planes de Monsanto.
 

¿Cómo se traduce el legado de Monsanto para la humanidad?

Entre el 85% y el 90% de los alimentos que usted consume cada día tiene OGMs y tóxicos químicos de Monsanto, y residuos de RoundUp. (Las cifras en esa fuente están desactualizadas)
¿Cómo logra Monsanto su impunidad? Según la Asociación de Consumidores Orgánicos en un documento del año 2011, “Hay una correlación directa entre el suministro de alimentos genéticamente modificados y los $ 2,000,000,000,000 de dólares que el gobierno de EE.UU. gasta anualmente en atención médica, es decir, una epidemia de enfermedades crónicas relacionadas con la dieta y un vinculo comercial con los laboratorios de fármacos y vacunas.

En lugar de frutos sanos, verduras, granos y animales alimentados con hierba natural, las granjas industriales de Estados Unidos y Argentina producen un exceso de comida chatarra de ingeniería genética para ocasionar enfermedades cardíacas derrame cerebral, diabetes y cáncer, con el respaldo de subsidios agrícolas, mientras que los agricultores orgánicos no reciben dichas subvenciones.

La historia de Monsanto refleja un cuadro persistente de sustancias químicas tóxicas, demandas, y ciencia manipulada. ¿Es este el tipo de entidad que queremos para controlar el suministro de alimentos de nuestro mundo?

Monsanto no está sola. Otras empresas del “Big Six” incluyen a: Pioneer Hi-Bred International (filial de DuPont), Syngenta AG, Dow Agrosciences (filial de Dow Chemical), BASF (que es una compañía química que expande rápidamente su división de biotecnología) y Bayer CropScience (filial de Bayer). Vea una lista completa de las empresas de la ingeniería genética en este link.

 





El doctor Wounter Basson durante su segundo juicio, en 2011. El Dr. Basson dirigió el programa secreto de investigación para la producción de armas químicas y bacteriológicas que Israel y Sudáfrica desarrollaron conjuntamente en tiempos del otro apartheid, de 1985 a 1994.

Los medios occidentales parecen extremadamente sorprendidos por el inesperado cambio de actitud de Estados Unidos ante Siria. Los mismos medios que hace dos semanas anunciaban en coro una campaña de bombardeos y la inevitable caída del «régimen», se han quedado mudos ante el retroceso de Barack Obama. Retroceso que era sin embargo muy probable, como yo mismo adelanté desde esta columna, en la medida en que la implicación de Washington en Siria carece de objetivo estratégico importante. Su política actual responde sobre todo al deseo de mantener su estatus de única hiperpotencia.

Cuando propuso la adhesión de Siria a la Convención sobre la Prohibición de Armas Químicas, retomando así al vuelo lo que había empezado siendo no más que una respuesta rápida a una pregunta de último momento, Moscú complació la exigencia retórica de Washington ahorrándole a la vez la complicación de tener que embarcarse en una guerra en este duro momento de crisis económica. De esa manera, Estados Unidos conserva en teoría su estatus, aunque todo el mundo se da cuenta de que ahora es Rusia quien lleva la voz cantante.

Las armas químicas tienen dos usos posibles: se les da un uso militar o se usan para exterminar a la población. Fueron utilizadas en las guerras de trincheras, desde la Primera Guerra Mundial hasta la agresión iraquí contra Irán, pero de nada sirven en las guerras modernas, con frentes en perpetuo movimiento. Fue por lo tanto con alivio que 189 Estados firmaron, en 1993, la Convención que prohibía ese tipo de armas, ya que ese documento les daba la posibilidad de deshacerse de las cantidades ya almacenadas de un armamento muy peligroso y a la vez inútil, cuyo cuidado se había hecho oneroso.

Su segundo uso es el exterminio de la población civil como paso anterior a la colonización del territorio donde vive esa población. En 1935-1936, la Italia fascista conquistó gran parte de Eritrea mediante la eliminación de su población con gas pimienta. Fue con ese mismo objetivo colonial que Israel financió –de 1985 a 1994– las investigaciones del doctor Wouter Basson en el laboratorio de Roodeplaat, en Sudáfrica. El régimen sudafricano del apartheid, aliado de Tel Aviv, trabajaba allí en la creación de sustancias químicas y fundamentalmente biológicas, que debían matar a la gente únicamente en función de sus «características raciales» (sic), ya fuesen palestinos, árabes en general o personas de piel negra. La Comisión Verdad y Reconciliación creada posteriormente en Sudáfrica nunca logró determinar los resultados que llegó a obtener aquel programa, ni adónde fueron a parar. Pero sí demostró la implicación de Estados Unidos y Suiza en aquel proyecto secreto de gran envergadura. Y también se demostró que varios miles de personas murieron al ser utilizadas como conejillos de Indias en las investigaciones del Dr. Basson.

Lo anterior explica por qué ni Siria ni Egipto firmaron la Convención en 1993. Y también explica por qué la posibilidad que Moscú acaba de ofrecer a Damasco de incorporarse a ella constituye una magnífica oportunidad, que no sólo pone fin a la crisis con Estados Unidos y Francia sino que además permite deshacerse de un arsenal inútil y cada vez más difícil de defender. Para precisar las cosas, el presidente Assad especificó que si Siria acepta esa opción no es cediendo a la presión de Estados Unidos sino a pedido de Rusia, lo cual es una manera elegante de subrayar la responsabilidad que Moscú asume en cuanto a la futura protección del país árabe ante un eventual ataque químico israelí.

En efecto, la colonia judía de Palestina sigue –por su parte– sin ratificar la Convención que prohíbe las armas químicas, situación que puede convertirse rápidamente en un problema político para Tel Aviv. Es por eso que el secretario de Estado John Kerry viaja este domingo a Israel, donde discutirá el tema con Benjamin Netanyahu. Si el primer ministro del último Estado colonial es hábil, debería aprovechar de inmediato esta ocasión para anunciar que su país está dispuesto a reconsiderar el asunto. A no ser, claro está, que el Dr. Basson haya logrado producir algún tipo de gas étnicamente selectivo y que los halcones israelíes sigan acariciando la posibilidad de utilizarlo.

Los gemelos de Joseph Mengele.
El periodista Jorge Camarasa asegura que Joseph Mengele continuó con sus macabros experimentos una vez acabada la guerra, cuando huyó y se escondió en Sudamérica. La obsesión de Mengele por los gemelos, su estancia en Brasil y un hecho particular, que en la pequeña aldea de Cândido Godói existan 44 parejas de gemelos, lo que constituye más del 100% de la población, le llevó a pensar que los habitantes de esta aldea fueron sus conejillos de indias. Esta particularidad ha llamado la atención de investigadores y genetistas, que llevaron a cabo un rastreo del origen genético de los gemelos de Cândido Godói.



Joseph Mengele nació en Günzburg (Baviera), el 16 de marzo de 1911. Provenía de una familia de industriales, estaba muy unido a su madre, que murió joven, y él nunca destacó por su capacidad para hacer amigos. Ya desde muy joven su ideología sería el nacionalsocialismo. Intentó por todos los medios entrar en cualquier organización nazi, pero no destacó en ninguna. Las SS le rechazaron en un primer momento, tuvo que esperar 3 años para intentarlo de nuevo. Estudió filosofía, antropología y medicina, en Munich, Bonn, Francfurt y Viena. Sus estudios se centraron en demostrar fisiológicamente la superioridad de la raza aria. En Munich se doctoró en antropología con la tesis  ”Estudio morfológico de razas realizado en la pieza frontal del hueso submaxilar en cuatro grupos raciales” en 1935, y el doctorado en medicina lo consigió en Francfurt am Main en 1938 con la tesis “Estudios de la fisura labial-mandibular-palatina en ciertas tribus”.



Durante la Segunda Guerra Mundial fue destinado a la reserva del cuerpo de médicos. Nunca quiso ser médico para “curar”, sino para investigar, por lo que no estaría muy a gusto remendando soldados, que fueron sus primeras cobayas. En 1942 fue herido en una pierna en el frente de Rostov y declarado no apto para el combate, por lo que se le destinó al campo de concentración y exterminio de Auschwitz – Birkenau, como oficial médico. Aquí se ganó el apodo de “Ángel de la Muerte”, porque era el que decidía, una vez llegaban los vagones de prisioneros, quién iba directamente a las cámaras de gas y quién moría más lentamente en los barracones. En una fila, a la derecha, mandaba colocar a los ancianos, enfermos, mujeres embarazadas y niños pequeños, iban directos a la cámara de gas. En la otra, a la izquierda, colocaba  a aquellos que pudiera realizar trabajos, forzados. Era bastante severo con las mujeres embarazadas, bien las que ya venían en ese estado o las que lo adquirían en el campo. Al principio mandaba a las madres a la cámara de gas y los bebes los usaban como combustible en los hornos. Después cambió de opinión y empezó a experimentar con ellas. Cuando una mujer daba a luz, le vendaba los pechos para que no pudiera amamantar a su bebé, y controlaba cuánto tiempo tardaba la pobre criatura en morirse de hambre.



Cuando se situaba en la rampa de llegada de los trenes, con su uniforme impoluto, jugaba a ser dios, sentía que el poder de decidir quién vivía y quién moría estaba en sus manos. Pero su mayor diversión era encontrar sujetos para sus experimentos. Sentía una especial predilección por los gemelos. En su estancia en la universidad, había asistido como ayudante al doctor Otmar Freiherr von Verschuer, nazi y experto en eugenesia. Buscaba la forma de producir más ejemplares de raza aria para el Reich, y los embarazos múltiples gemelares podían ser la respuesta para que cada mujer aria tuviera más hijos arios.



Los testigos le recuerdan gritando lleno de euforia “zwillingen”, gemelos, cuando encontraba a sus víctimas, no iban a ninguna de las dos filas, pasarían a ser sus conejillos de indias, se libraban de la muerte instantánea y de los trabajos forzados, pero les esperaba algo mucho peor, los experimentos chapuceros de un sádico con bata blanca. Se dice que llegó a experimentar con 1.500 pares de gemelos, de los que sobrevivieron apenas 200. O bien morían en durante los experimentos, o eran sacrificados para estudiarlos.

Su mayor fuente de estudio eran las autopsias de sus cobayas humanas, en las que podemos distinguir dos tipos: la necropsia, cuando el individuo estaba muerto, cosa que es lo normal y más después de sus experimentos, y las vivisecciones, es decir, realizar la autopsia en el individuo vivo, como se le trata igual que a un muerto, no utilizaba ningún tipo de anestesia. Tampoco utilizaba anestesia ni analgesia en las operaciones, sus víctimas morían o bien en la mesa de operaciones o posteriormente de gangrena o alguna otra infección. Todo esto lo documentaba, por supuesto, para saber dónde estaban los límites del dolor, cuánto tiempo aguanta una persona hasta morir, qué partes del organismo puedes ir amputando hasta que se produzca la muerte, y su propia diversión.



En sus experimentos con gemelos, inyectaba productos químicos en los ojos de uno de los hermanos para comprobar si era posible cambiar el color, y conseguir ese bonito color azul que no es sino la falta de pigmentación en un ojo sano. Inoculaba virus y bacterias y observaba como respondían los dos hermanos frente a la misma enfermedad, hacía transfusiones de sangre de un hermano a otro, incluso intentó fabricar siameses, cosiéndoles unidos, consiguiendo que murieran por gangrena. Los pocos que sobrevivían, eran sacrificados para su estudio.

En su propósito de conseguir avances en su teoría de la eugenesia aplicada a la supremacía de la raza aria, experimentaba con las mujeres embarazadas, las mataba para experimentar con sus placentas, inyectaba sustancias químicas en el útero para provocar la esterilidad, hacía transfusiones de sangre… Su meta era conseguir mujeres arias más fértiles y esterilizar a las demás razas.

También colaboró con otros médicos en sus investigaciones bélicas. Dado que en el frente ruso morían muchos soldados por hipotermia, usaba a sus sujetos de experimento, hombres sanos, para ver qué temperaturas podían soportar, cuándo alcanzaban el estado de congelación y como revertir ese estado. A otros los sometía a presiones superiores a las que tiene que soportar un aviador, para ver qué ocurría en el caso de que tuviera que saltar sin paracaídas de un avión. También quemaba vivos a los prisioneros, para documentar cuánto tardaban en morir

También se salvaban de las dos filas, pero iban a parar al laboratorio, los individuos con acondroplasia o enanismo. Mengele estaba tan encantado de demostrar que las demás razas eran deformes, que disfrutaba teniéndolos de mascotas. A algunos llegó a disecarlos y enviarlos como regalo a Hitler, que parece que no le hizo ningún caso. Sólo faltaba que los colocara en el jardín.



10 días antes de la entrada de las tropas rusas en Auschwitz, Mengele huyó, llevándose, según testigos, una maleta negra. Se supone que allí llevaba los informes de sus carnicerías, muestras de sangre y todo el material de sus archivos. Con un pasaporte falso pasó a Génova, y en 1947 huyó a Sudamérica, asentándose en Buenos Aires, Argentina. Allí no se molestó en cambiar de nombre, porque comprobó que nadie le buscaba. Gracias a la ayuda financiera de su familia, la empresa de fabricación de maquinaria agrícola Karl Mengele e hijos que seguía siendo muy importante, pudo vivir con todas las comodidades, alojado en casas de amigos simpatizantes. Incluso con el tiempo, llegó a crear su propia empresa, una industria farmacéutica veterinaria, en la que figura su nombre real en los estatutos de la sociedad, porque en los procesos de Nüremberg nunca fue mencionado. No fue hasta los años 60 cuando su nombre figuró entre los criminales de guerra buscados.

Se divorció por correo de su esposa Irene, y este acta de divorcio fue a parar a manos de Simon Wiesenthal, el cazador de nazis, y comenzó su busca. Mengele fue alertado y escapó de Argentina. Con pasaporte falso se asentó en Brasil,en 1960, acogido por una familia de origen alemán, también subvencionada por la compañía Mengele en Alemania, bajo el nombre de Pedro Gerhard. Luego se trasladó a una favela, donde vivió en una cabaña aislada, siempre con identidades falsas. El agente del Mossad Rafi Eitan seguía sus pasos, pero no lo localizó.

Mengele murió el 7 de febrero de 1979 ahogado. La familia que le acogía le llevó a la playa y allí se ahogó. Las hipótesis iban desde que sufrió un calambre, un paro cardíaco o que se ahogó sin más. La versión oficial es que se golpeó la cabeza con un madero mientras estaba en el agua. Lo curioso es que Mengele no sabía nadar. Le enterraron con el nombre de Wolfgang Gerhard. En 1983 fueron exhumados sus restos, y se le identificó por sus incisivos superiores, particularmente separados como se aprecia en las fotografías. En 1992 se confirmó la identificación con análisis de ADN.



De la década de los sesenta data una fotografía de un colegio, donde los niños lucen la bandera de Brasil y la esvástica, que fue a parar a manos del periodista Jorge Camarasa. Es la escuela de la aldea Cândido Godói. Esto unido al testimonio de ancianos que recordaban la visita, en los años 60, de un médico alemán que administraba fármacos a las mujeres embarazadas y las extraía muestras de sangre, soltó la liebre.

En un pequeño y aislado pueblo de Brasil, Cândido Godói, llamaba la atención la existencia numerosos gemelos, casi todos ellos rubios y de ojos azules. De las 80 familias que viven en un área de 4 Km2, hay 44 pares de gemelos, más del 100% de la media.




Para comprobar esta hipótesis, investigadores de la universidad de Porto Alegre realizaron una serie de pruebas, buscando proteínas especiales en las madres de gemelos, analizando la tierra, el agua, creando mapas estadísticos. Ninguna de ellas sustentaba la hipótesis.

Los lugareños habían atribuido esta propiedad al agua de los dos manantiales de la zona, ya que se producen nacimientos de gemelos incluso en los animales. En los análisis del agua no se encontró nada extraño.

El doctor Gary Steinman mantiene la teoría de que los embarazos múltiples están ligados a la acción de la hormona del crecimiento. Otro de los sujetos que llamaba la atención de Menguele eran los que sufrían enanismo, sujeto a una falta de hormona del crecimiento, por lo que se especuló que en su tenebroso laboratorio de Auschwitz, Mengele aislara la hormona del crecimiento y diera con la clave de los embarazos múltiples. Pero es mucho pedir a un individuo que aunque tuvo delante de sus narices la respuesta, no dio con ella, porque no era un científico, sino un carnicero. Es suponer demasiado sobre la inteligencia de este tipo.



La investigación genética concluyó que toda la población de Cândido Godói proviene de 8 familias alemanas que emigraron a Brasil en el siglo XIX. En un entorno aislado, los genes de esas 8 familias son los que siguen transmitiéndose entre los habitantes del pueblo, donde predomina el pelo rubio, los ojos azules, y los embarazos múltiples, que aunque parezca extraño, son más comunes de lo que se cree.

Las doctoras Lavinia Shuler y Úrsula Matte llegaron a esta conclusión después del análisis genético de la población, y tras visitar el cementerio de los primeros colonos alemanes. Por las fechas de nacimiento, también entre estas 8 primeras familias abundaban los gemelos.



Mengele quedó impune de sus crímenes, tal vez buscaría más ratoncitos de laboratorio para pasar el rato, pero no logró su objetivo de crear una super-raza, porque en el fondo no era más que un chapucero ególatra y sádico. Los testimonios de quién le conoció y siguió con vida así lo demuestran, como los del médico húngaro Dr. Miklos Nyiszli, un prisionero médico que fue forzado a asistir a Mengele. Publicó sus experiencias en 1946.

Entre los pocos gemelos supervivientes está Eva Mozes Kor, que relata:

“Cuando el tren se detuvo, escuchamos a muchos nazis dando órdenes afuera. Envolviendo al campo había enormes muros con alambres de púas. Todo allí era de un color tétrico. Uno debía obedecer inmediatamente las órdenes o moría. Debía ser instantáneo, como un flash. Ello decidiría entre la vida en el campo o la muerte en las cámaras de gas. Mi madre nos sostenía a mí y a Miriam, mi hermana gemela de las manos. Nosotras nos quedamos congeladas en ese lugar. Mi madre no nos soltó. Mi padre y mis otros hermanos desaparecieron en la multitud, y jamás los volvimos a ver… De pronto, apareció Mengele gritando en alemán “¡zwillingen, zwillingen!”, es decir “¡gemelos, gemelos!”. Se detuvo frente a nosotras y mirándonos a mi hermana y a mí, preguntó si éramos gemelas. Mi madre no sabía qué decir; sólo atinó a preguntar: “¿es eso bueno?” Allí, un oficial SS ordenó: “¡responda por sí o no!”. Y mi pobre madre dijo “sí, son gemelas”. Mi madre fue enviada en una dirección, y nosotras en la dirección opuesta. Cuando me di vuelta, la vi por última vez, extendiendo sus brazos hacia nosotras…“


Sin comentarios, no quiero ser de los pseudo-historiadores q se creen todos unos expertos en el tema por ver el history channel y leer todos los libros conspiranoicos de Dan Brown



El Video muestra 14 documentales con declaraciones de resultados de profesionales de la salud, académicos, expertos en derechos legales y humanos y víctimas de las brutalidades psiquiátricas que van desde electroshock y compromiso involuntario hasta la tortura política, cirugía del alma y los devastadores efectos de los psicofármacos.


El moderno Video demuestra que la psiquiatría es una industria manejada completamente por el dinero, y brinda orientación práctica para los legisladores, doctores, defensores de derechos humanos y ciudadanos para que tomen medidas en su propio ámbito a fin de que la psiquiatría cumpla con las leyes. Presentado por la Comisión de Ciudadanos Por Los Derechos Humanos. Este video pertenece ahttp://www.cchr.org/



El yo sería una construcción ilusoria que aísla al sujeto de su entorno haciéndole creer que tiene una autonomía que no es real. Muy probablemente, nuestro cerebro crea la experiencia del yo a partir de una multitud de experiencias. Hoy sabemos que todo lo que experimentamos se procesa en patrones de actividad neural que conforman nuestra vida mental. Y no tenemos ninguna conexión directa con la realidad exterior. Vivimos, pues, en una realidad virtual. Los colores, los sonidos, los gustos y los olores no existen ahí afuera, sino que son atribuciones de nuestra mente. 

--> Estamos tan familiarizados y satisfechos con la experiencia de nuestro yo que preguntarse si realmente ese yo existe parece como si fuese la pregunta de un retrasado mental. Y sin embargo la neurociencia moderna se plantea esa cuestión precisamente, a saber que el yo, como ya decía la filosofía hindú hace más de tres mil años, es maya, palabra del sánscrito que significa engaño, ilusión o lo que no es. 
En la filosofía védica se acuñó la palabra Ahamkara, palabra compuesta de Aham, que significa “yo” y kara que designa todo aquello que ha sido creado. El yo sería una construcción ilusoria que aísla al sujeto de su entorno haciéndole creer que tiene una autonomía que no es real. 

Como dice la psicóloga británica Susan Blackmore, la palabra ilusión no significa que no exista, existe como fruto de la actividad cerebral que al parecer genera esa ilusión en nuestro propio beneficio. 

Cuando nos levantamos por la mañana nuestro yo se despierta unido a la consciencia. Vuelven los recuerdos del día anterior y los planes para el futuro. En una palabra: nos convertimos en esa persona que identificamos con la palabra “yo”. Todos nosotros tenemos la impresión subjetiva de que dentro de nosotros se esconde la persona que llamamos “yo” y que recibe todas las sensaciones, toma todas las decisiones, recapacita, planifica, aprueba o rechaza. Es como una especie de homúnculo que controla todas las funciones cerebrales. 

El yo es una ilusión que vive en una realidad virtual
-->
Teatro cartesiano 

El filósofo estadounidense Daniel Dennett llamó a este proceso el Teatro Cartesiano, es decir, una especie de quimera de que en alguna parte del cerebro existe un lugar donde todos los sucesos mentales convergen y son experimentados. 

En el siglo XVIII, el filósofo escocés David Hume ya dijo que no había ninguna prueba de que ese lugar existiese. Además se ha argumentado que la existencia de un homúnculo requeriría otro homúnculo dentro del primero y así sucesivamente. 

David Hume decía: “Por mi parte, cuando entro más íntimamente en lo que llamo mí mismo (myself) siempre tropiezo con alguna percepción particular de calor o frío, luz o sombra, amor u odio, dolor o placer. En ningún momento puedo nunca cogerme a mí mismo sin una percepción, y nunca puedo observar nada excepto la percepción. Cuando desaparecen mis percepciones por algún tiempo, como cuando estoy profundamente dormido, durante tal tiempo estoy insensible a mí mismo y puede en verdad decirse que no existo”. 

Como vemos, para Hume el yo no es más que un haz de percepciones. Veinticuatro siglos antes Gauthama Buda había llegado a la misma conclusión. 

La hipótesis del alma

--> Naturalmente existe la hipótesis de un ente inmaterial, al que se le ha llamado alma, que controlaría todas las funciones cerebrales. El problema es que con ella no resolvemos nada. 

Primero, porque el dualismo cartesiano siempre tuvo problemas para explicar cómo un ente inmaterial es capaz de mover la materia cerebral sin tener energía, lo que violaría las leyes de la termodinámica. En segundo lugar, porque la hipótesis del alma nos da una explicación, pero invalida cualquier investigación ulterior ya que la creencia en ella hace superfluo cualquier esfuerzo por conocer cuáles son las razones y los mecanismos de lo que hemos llamado la ilusión del yo. 

Además, la hipótesis del alma no es una hipótesis científica porque no es ni confirmable ni falsable, siguiendo los criterios del filósofo austriaco Karl Popper. 

No tenemos ninguna prueba de la existencia de algo permanente en nosotros mismos. Todo lo que nos rodea y todo lo que somos, biológicamente hablando, es efímero y perecedero. 

Si el yo es la suma de nuestros pensamientos y acciones, entonces ese yo es fruto de la actividad cerebral. Lesiones cerebrales graves pueden producir un cambio de personalidad, y el mismo efecto puede tener lugar con la ingesta de drogas. 

A pesar de que el yo sea un producto cerebral, no existe ningún lugar en el cerebro en el que pueda localizarse. Muy probablemente, nuestro cerebro crea la experiencia del yo a partir de una multitud de experiencias, tanto las que llegan a través de nuestros sentidos como las que hemos almacenado en nuestra memoria. 

Sabemos que el cerebro construye un modelo del mundo exterior y que teje las experiencias para formar una historia coherente que le permita interpretar y predecir futuras acciones. 

Generamos una simulación del mundo exterior para anticipar lo que vamos a hacer en él en el futuro y, de esa manera, asegurar la supervivencia. Esa sería la razón por la que preferimos 
un modelo de la realidad antes que la realidad misma.
 
Desconectados de la realidad 

No tenemos una conexión directa con la realidad, como ya dijo el filósofo alemán Immanuel Kant. Kant afirmaba que incluso antes de que haya un pensamiento, antes de que podamos conocer algo sobre el mundo o sobre nosotros mismos, tiene que haber un yo unificado como sujeto de la experiencia. Colocó ese yo unificado y primordial en el centro de su propia filosofía y argumentaba que ese yo interno creaba coherencia y prestaba ayuda a nuestra experiencia y nuestra percepción. 

Hoy sabemos que todo lo que experimentamos se procesa en patrones de actividad neural que conforman nuestra vida mental. Y no tenemos ninguna conexión directa con la realidad exterior. Vivimos, pues, en una realidad virtual. 

La filosofía hindú también considera la realidad exterior como maya, ilusión. Ya en el pasado se conocía que las llamadas cualidades secundarias dependían del sujeto que las experimentaba, como afirmaba Descartes. Y el filósofo napolitano Giambattista Vico lo expresa claramente en su libro La antiquísima sabiduría de los italianos de la manera siguiente: “si los sentidos son facultades, viendo hacemos los colores de las cosas, degustándolas sus sabores, oyéndolas sus sonidos, y tocándolas, hacemos lo frío y lo caliente”. 

El filósofo empirista irlandés, el obispo George Berkeley, decía que sólo conocemos lo que percibimos, de manera que sus contemporáneos discutieron si cuando caía un árbol en el bosque y nadie estuviera presente para escucharlo haría algún ruido. 

Por lo que hoy sabemos no habría ningún ruido, ya que el sonido no es ninguna cualidad de la realidad absoluta, sino sólo de la nuestra. Los colores, los sonidos, los gustos y los olores no existen ahí afuera, sino que son atribuciones de nuestra mente. 

Ahí afuera no existen más que radiaciones electromagnéticas de distintas longitudes de onda que incidiendo sobre nuestros receptores producen potenciales eléctricos, los potenciales de acción, que son todos iguales provengan del ojo, del oído, del gusto, del olfato o del tacto. 

Es en las distintas regiones de la corteza donde se atribuyen las cualidades secundarias. De ahí que la lesión de la región cortical donde se procesa la visión cromática tenga como resultado que el paciente se vuelva acromático y no sólo no vea colores, sino que ni siquiera sueñe con ellos. 

En la construcción de ese mundo interior, si falta alguna información, el cerebro la suple para generar una historia plausible aunque no sea completamente exacta. 

El cerebro crea el yo consciente

De la misma manera, el cerebro crea el yo consciente, aunque aún no sepamos cómo, y a partir de la actividad neuronal se pasa a un concepto tan abstracto como ese. 

El yo sería una construcción ilusoria que aísla al sujeto de su entorno haciéndole creer que tiene una autonomía que no es real. 

Tanto lo que llamamos yo como la consciencia son construcciones cerebrales que encierran el gran problema de la neurociencia, a saber, cómo se pasa de la actividad neuronal a las impresiones subjetivas. Es lo que el filósofo australiano David Chalmers ha llamado el “problema difícil” de la consciencia. El paso de lo objetivo a lo subjetivo. 

¿Qué sentido tendría esa ilusión del yo? Se ha argumentado que la razón es simplemente la función de predecir la conducta de los otros. Si creo que dentro de mí existe una persona que se comporta como cualquier otra, puedo predecir el comportamiento de los demás observando esa persona dentro de mí. La autoconsciencia sería, pues, el invento del yo para saber qué harán los otros. 

El neurólogo indio afincado en Estados Unidos Vilayanur Ramachandran cree que el yo no es una propiedad holística de todo el cerebro, sino que surge de la actividad de series de circuitos que están distribuidos por todo el cerebro e interconectados entre sí. 

El pionero de la inteligencia artificial, Marvin Minsky, dice que la auto-consciencia es un segundo mecanismo paralelo desarrollado para generar representaciones de otras representaciones más antiguas. 

Y el psicólogo inglés, Nicholas Humphrey, supone que nuestra capacidad de introspección puede haberse desarrollado específicamente para construir modelos de la mente de otras personas para poder predecir su conducta. 

Esta última afirmación nos llevaría a relacionar la auto-consciencia con las neuronas espejo, que nos permiten “reflejar” en el cerebro actos motores, pero también emociones e intenciones de los demás. En esto también está Ramachandran de acuerdo.

¿Sólo un yo?

Habría que preguntarse si existe sólo un yo. No hace tanto tiempo se buscaba afanosamente la memoria, asumiendo que era una sola entidad. Hoy sabemos que hay distintos tipos de memoria con distintas localizaciones en el cerebro. 

Lo mismo ha ocurrido con la inteligencia, y hoy se definen varios tipos de inteligencia. Por ello hay que preguntarse si no ocurrirá lo mismo con el yo. 

Ramachandran habla, por ejemplo, de diversos yos, o al menos de distintos aspectos del yo, como por ejemplo el sentido de unidad, la multitud de sensaciones y creencias, el sentido de la continuidad en el tiempo, el control de las propias acciones (esto último relacionado con el tema de la libertad o libre albedrío), el sentido de estar anclado en el cuerpo, el sentido de la propia valía, dignidad y mortalidad o inmortalidad. 

Cada uno de estos aspectos puede estar mediado por centros diferentes en distintas partes del cerebro y que, por conveniencia, los agrupamos a todos en una sola palabra: yo. Precisamente el aspecto más extraño de todos: el ser consciente de uno mismo es lo que Ramachandran supone que depende de las neuronas espejo. 

Hay casos clínicos que muestran que existen muchas regiones cerebrales que juegan un papel en la creación y mantenimiento del yo, pero no existe ningún centro en donde se reúna todo físicamente. 

Aparte del lóbulo frontal, donde se descubrieron estas neuronas por vez primera, existen numerosas neuronas espejo en el lóbulo parietal inferior, una estructura que ha experimentado una gran expansión en los grandes simios y en el hombre. 

Esta región se dividió en dos giros: el giro supramarginal que nos permite “reflejar” nuestras acciones anticipadamente, y el giro angular, que nos permite “reflejar” nuestro cuerpo, en el hemisferio derecho, y otros aspectos sociales y lingüísticos del yo en el hemisferio izquierdo. 

La hipótesis de la relación de estas neuronas con la auto-consciencia supondría que utilizamos las neuronas espejo para mirarnos a nosotros mismos como si alguien lo estuviera haciendo. Y el mismo mecanismo que se desarrolló para adoptar el punto de vista de otro se volvió hacia adentro para mirar el propio yo. De manera que “auto-consciente” sería ser consciente de otros siendo consciente de mí mismo. 

El yo como construcción cerebral 

Que el yo unificado puede ser una construcción cerebral lo muestran los experimentos realizados por Roger Sperry (Nobel 1981) y Michael Gazzaniga en sujetos con cerebro escindido o dividido. 

En pacientes que sufrían de epilepsia, con un foco en un hemisferio, y para evitar que se crease un “foco especular” en el otro hemisferio, cirujanos norteamericanos hace unas décadas seccionaban el cuerpo calloso e incluso en algunos pacientes también la comisura anterior. 

Los experimentos mostraron que al hacerlo los cirujanos partieron literalmente en dos el yo, ya que aparecieron dos personas distintas con gustos y aficiones diversas y a veces contradictorias. En estos pacientes podía ocurrir que una mano abriese un cajón y la otra intentase cerrarlo. 

Preguntado el hemisferio no parlante de uno de estos sujetos, generalmente el derecho, que qué profesión quería ejercer en el futuro, respondió, mediante la utilización de letras del juego Scrabble, que quería ser corredor de fórmula uno, cuando el hemisferio parlante había siempre afirmado querer ser diseñador gráfico. Y el neurólogo Ramachandran tuvo un paciente que respondía con el hemisferio izquierdo creer en Dios y con el hemisferio derecho ser ateo. 

La división de las conexiones entre los dos hemisferios había creado un segundo yo hasta ahora desconocido porque el yo del hemisferio dominante o parlante se había considerado el único. 

Resultados sorprendentes 

conciencia

Uno de los resultados más sorprendentes de estos experimentos fue la capacidad de interpretación del hemisferio izquierdo de la conducta iniciada por el hemisferio derecho. 
Si se le enviaba una señal al hemisferio derecho que decía “andar”, el sujeto se ponía en marcha. Y preguntado el sujeto verbalmente que por qué lo hacía, el hemisferio izquierdo parlante respondía que iba a buscar una coca-cola, cualquier otra excusa o simplemente que tenía ganas de hacerlo. 

Este fenómeno es algo parecido a lo que ocurre cuando se hipnotiza a una persona y se le ordena, ya hipnotizado, que ande a cuatro gatas por la alfombra. Si en ese momento el hipnotizador lo despierta y le pregunta qué hace andando a cuatro gatas, el sujeto puede responder que porque se le había caído una moneda. 

El hemisferio izquierdo, cuando no conoce las razones de la conducta del organismo, se inventa una historia plausible para interpretarla. En otras palabras: para ese yo del hemisferio izquierdo una historia plausible, pero falsa, es mejor que ninguna. 

Esta capacidad que llevó a su descubridor Michael Gazzaniga a llamar al cerebro dominante “el intérprete” se ve aún más claro en el siguiente experimento. 

Si se le proyecta a uno de estos pacientes un paisaje nevado al hemisferio derecho y la cabeza de una gallina al hemisferio izquierdo y luego se le pide que elija con cada mano entre varias imágenes que se les proyecta la que estuviese más relacionada con lo que habían visto, la mano derecha, controlada por el hemisferio izquierdo, elegía una gallina, y la mano izquierda, controlada por el hemisferio derecho, una pala. 

Pero si se le preguntaba al paciente que por qué había elegido con la mano izquierda una pala respondía que para limpiar la porquería del gallinero. 

Engaños cerebrales 

Para el yo izquierdo, repito, es mejor tener una historia plausible, aunque sea falsa, que no tener ninguna. La capacidad de suplir información que falta por parte del cerebro es lo que constituye los engaños tanto ópticos como de otro tipo a los que estamos acostumbrados. 

Pensemos, por ejemplo, cómo el cerebro cubre la información que falta en aquella parte de la retina que no tiene receptores visuales por la salida del nervio óptico, es decir, la mancha ciega que no se traduce en un escotoma en el campo visual. 

Antes hablamos de casos clínicos en los que se produce una fragmentación del yo o la pérdida de uno de sus aspectos. 

Uno de estos casos es la asomatognosia, o la falta de reconocimiento de una parte del cuerpo, que suele ocurrir tras una apoplejía con extensas lesiones de la corteza cerebral. La asomatognosia es una fragmentación del yo. 

Otro ejemplo es el síndrome de negligencia hemiespacial, que ocurre por lesiones del lóbulo parietal derecho, en el que el paciente ignora, o más bien no atiende, a la mitad izquierda de su campo visual. 

Otro síntoma que afecta al yo personal es la anosognosia, o negación de la enfermedad. Un caso especial de anosognosia es el síndrome de Anton, o inconsciencia de la ceguera. Gabriel Anton describió uno de los primeros ejemplos de falta de consciencia de la ceguera en 1899. 

Generalmente, las tres condiciones: asomatognosia, negligencia hemiespacial y anosognosia suelen ocurrir juntas por lesiones del hemisferio derecho. 

Límites del yo personal 

Los límites del yo personal son más dinámicos que rígidos. Hay cosas ego-cercanas, como el propio cuerpo, la mujer o el marido, los miembros de la familia. Por otra parte, los objetos que no tienen un significado especial para nosotros son considerados ego-distantes. 

Ejemplos de alteraciones de las relaciones del yo son los fenómenos conocidos como déjà vu y jamais vu, o sea ya visto y jamás visto, en los que el paciente tiene la impresión de haber visto ya algo que no ha podido ver antes, o lo contrario, la impresión de no haber visto nunca algo que sí conoce. Esto está en relación con el sentido de familiaridad, sentido emocional que depende del sistema límbico, concretamente de la amígdala. 

El individuo sano tiene una relación integrada y normal con el mundo. Nuestras relaciones con el mundo y con otras personas están en un equilibrio delicado y ese equilibrio se mantiene de manera automática e inconsciente. No somos conscientes de él hasta que no es violentado. 

En 1923, el psiquiatra francés Jean-Marie Joseph Capgras describió un caso, el de Madame M., una mujer de 53 años que se quejaba que impostores habían sustituido a su marido, a sus hijos e incluso a ella misma. Su marido había sido asesinado y los impostores lo habían sustituido por otra persona. A este fenómeno lo llamó “l’illusion de sosies’. 

Sosia es en español una persona que se parece tanto a otra que es confundida con ella. El nombre proviene de la mitología griega en la que se cuenta la historia de Zeus que se transformó físicamente en la persona de Anfitrion para seducir a su mujer Alcmena. Temeroso de que la criada de Alcmena, Sosia, la alertase del engaño, hizo que Hermes se convirtiese en Sosia. El engaño tuvo éxito y Alcmena dio a luz a dos mellizos: uno, hijo de Zeus: Hércules; el otro, hijo de Anfitrion: Iphicles. De ahí que el nombre sosie signifique en francés doble. 

El síndrome de Capgras está probablemente generado por la pérdida de la conexión entre el reconocimiento de caras, localizado en el giro fusiforme, y el sistema límbico, especialmente la amígdala, que le da significación emocional a los estímulos sensoriales. El paciente reconoce las caras, pero no son familiares para él, por lo que supone que son impostores o dobles. 

Cuatro años tras la publicación del síndrome de Capgras, dos médicos franceses, Courbon y Fail, publicaron un artículo titulado: “El síndrome de la ilusión de Frégoli y la esquizofrenia”. Courbon y Fail le dieron este nombre por Leopoldo Frégoli, famoso actor italiano en Francia por su extraordinaria capacidad de imitación. Estos pacientes encontraban a personas a su alrededor conocidas, aunque nunca las habían visto antes, es decir, lo contrario que los pacientes con síndrome de Capgras. El síndrome de Frégoli puede interpretarse como una super-relación con otras personas y en ese sentido se parece al fenómeno del déjà vu. 

Un yo maleable 

Los límites del yo son maleables, no son rígidos. Al yo se le ha comparado con una ameba que cambia su forma y sus márgenes. Un ejemplo de ello es lo que ocurre con los experimentos que utilizan una mano de goma. Si se oculta la mano izquierda de un sujeto y se acarician simultáneamente la mano izquierda y la mano de goma con un punzón o pincel, al cabo de unos minutos el sujeto siente que la mano de goma forma parte de su cuerpo. La fusión de la información táctil y visual en el cerebro crea esa ilusión. 

Las memorias de todas las experiencias de la vida son muy importantes para la creación y mantenimiento del yo. Nuestra identidad es la suma de nuestros recuerdos, pero esos recuerdos se modifican por el contexto en el que se producen y, a veces, simplemente son confabulaciones. Con otras palabras: no podemos fiarnos completamente de ellos, de manera que el propio yo queda en entredicho. Por otra parte, sin un sentido del yo los recuerdos no tienen ningún sentido y, sin embargo, ese yo es un producto de nuestros recuerdos. 

Dos tipos de yo 


Personalmente pienso que existen al menos dos tipos de yo o de consciencia: una a la que llamo “consciencia egoica”, que es la consciencia normal que solemos tener en la vigilia, aunque haya también diversos niveles, y que se caracteriza por un pensamiento dualista característico de nuestra capacidad lógico-analítica. Y una segunda consciencia que llamo “consciencia límbica” que es la que nos permite acceder a una especie de “segunda realidad”, que es a la que llega el chamán, o el místico, mediante ciertas técnicas y que genera la sensación de trascendencia. 

La llamo consciencia límbica porque se debe a la hiperactividad de determinadas estructuras límbicas que se encuentran en la profundidad del lóbulo temporal. Su estimulación eléctrica o magnética es capaz de producir experiencias llamadas espirituales, religiosas, numinosas o de trascendencia. Ambas consciencias son antagónicas y una condición para que se produzca esta última es la anulación de la consciencia egoica, algo que conoce hace siglos la filosofía oriental. 

Es de suponer que la consciencia egoica es dependiente de estructuras cerebrales filogenéticamnete más modernas, como la corteza prefrontal y la corteza cingulada anterior, mientras que la consciencia límbica supone la dependencia de estructuras más antiguas pertenecientes al cerebro emocional o sistema límbico. 

En resumen: el yo, como construcción cerebral, no tiene una localización exacta en el cerebro y es posible que existan distintos tipos de yo o de consciencia. Sus límites no son fijos y tanto ciertos experimentos como la patología nos muestra su fragilidad. Llama la atención el hecho de que atribuyamos al yo la mayoría de la actividad cerebral, cuando en realidad el yo racional es una instancia tardía en comparación con el inconsciente que gobierna la inmensa mayoría de nuestra actividad cerebral al servicio de la supervivencia. 

Falta conocer por qué es generado ese yo unificado por el cerebro, y cuál es su función.